Editorial de La Nueva España de hoy
Los funcionarios y los contratos del Principado, una herencia envenenada
Desde que el pasado julio el actual presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, supo que no iba a ser otra vez el candidato socialista, la Administración asturiana vive en una perniciosa situación de interinidad. Cuando concluya el proceso electoral del próximo mes de mayo y tome posesión un nuevo Ejecutivo, habrá transcurrido un año políticamente improductivo en el peor momento de la crisis. Hoy es más necesario que nunca sujetar con firmeza el timón y trazar un rumbo claro con decisiones trascendentes, no contemplar cómo la nave zozobra al albur de cualquier viento. Pero el Gobierno regional anda ausente y, lo que aún debilita más a Asturias, lega a sus sucesores una complicada carga.
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