A vueltas con la contradicción entre la ubicación de los puntos de atención continuada en Oviedo y la red de comunicaciones públicas del municipio
«El fin de semana no hay médico»
Ventanielles amenaza con movilizarse para recuperar el servicio de Urgencias
El barrio, con 13.000 residentes, reclama una nueva pasarela hasta Los Prados y la reparación de aceras
Foto: Adriano Menéndez, presidente de la plataforma vecinal Sagrada Familia-Tenderina Baja, delante el centro de salud de Ventanielles.
El Comercio. 20.02.12 - MARÍA LASTRA | OVIEDO.
Cerca de 13.000 vecinos conviven actualmente en Ventanielles. Un lugar que durante muchos años no ha gozado, precisamente, de la mejor fama. La colonia de viviendas sociales, que llevaba el nombre de Francisco Franco, vio llegar en los años 70 una iglesia y hasta un Palacio de los Deportes. Con un barrio a medio hacer, nació una zona de chabolas, que hoy ya no existe, y Ventanielles se ha convertido en «un barrio renovado y mejorado», en parte por la insistencia de sus vecinos. El vandalismo presente en los últimos meses en La Tenderina, una zona contigua, ha servido para revivir las dudas sobre una convivencia segura, pero parece que sus habitantes no encuentran razones para tener miedo. «Es el barrio de mejor convivencia actualmente», asegura el alcalde de la zona, Enrique Hernández. «Los problemas son otros», añade. Entre ellos, la falta de un médico de guardia los fines de semana, el deterioro de las instalaciones o la preocupante tasa de desempleo.
Unas calles obreras, con una población envejecida y, sobre todo, «mucha gente en paro» es el principal inconveniente que encuentra en Ventanielles Quique Gallart, uno de sus vecinos. Adriano Menéndez García, presidente de la plataforma vecinal Sagrada Familia-Tenderina Baja, coincide con él, aunque considera que existe otra prioridad: «Si alguien se pone malo durante el fin de semana debe acudir a La Corredoria o La Lila, aquí no hay nadie».El centro de salud fue inaugurado en el año 2003 para atender por aquel entonces a 20.6000 habitantes. Hoy, todos los vecinos de Ventanielles, pero también de La Tenderina, Colloto, Cerdeño o la avenida de Torrelavega «exigen» la existencia de un servicio de guardia para el fin de semana. Menéndez explica que «la mayor parte de población son personas mayores que no tienen vehículo propio, por lo que tienen que hacer uso del transporte público, con el tiempo que eso conlleva, o pagarse un taxi». «No nos va a quedar más remedio que manifestarnos», añade el alcalde de barrio.
Menéndez García dio vida en diciembre de 2010 a esta nueva asociación vecinal. Cuenta, por el momento con 110 socios, que no parecían creerse que «fuésemos a hacer algo». Pero se equivocaban. Tras 40 años de ausencia, recuperaron la fiesta de San Pedrín. Además, colaboraron con el Ayuntamiento para arreglar las aceras, «lo primero que pedimos», y para establecer un control que indique la velocidad a la que se circula. Han sido sus primeras actuaciones, pero aún les queda mucho por hacer.
«Las aceras se han mejorado un poco, pero en algunos puntos aún hay baldosas levantadas o zonas hundidas», dice. Dar un paseo por Ventanielles obliga a llevar la mirada al suelo. «Una persona mayor puede caerse en cualquier momento», cuenta Menéndez. Pero no solo las aceras se encuentran en mal estado. La entrada a los patios, muy abundantes en el barrio, se encuentran con el mismo problema. Pero no el único: «Los coches aparcan donde quieren, impidiendo el paso de las ambulancias o los camiones de recogida de basura», afirma el responsable vecinal. Hernández explica que no se pretenden quitar esos aparcamientos, «pero deben aprender a respetar».
Los vecinos del barrio tienen una última queja: el acceso peatonal al centro comercial Los Prados. El actual paso no cumple la normativa y se encuentra «bastante deteriorado». «Las vallas son muy bajas, cualquier niño que se acerque demasiado puede caerse», asegura Menéndez García.
Pero parece que en Ventanielles están de enhorabuena. El alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, señaló en el Pleno de Investidura la intención de realizar una nueva pasarela sobre la autopista 'Y'. El nuevo paso estará a unos ocho metros del actual, dispondrá de un ancho de 2,5 metros y de rampas de acceso en ambos extremos adecuadas a la normativa para personas de movilidad reducida. Puestos a pedir, los vecinos reclaman, además, la mejora en el estado de las instalaciones deportivas y la cubierta de la pista de petanca, «a la que acuden cada fin de semana niños y mayores».
Un lugar seguro
«Ventanielles no es lo que era hace 20 años», asegura Menéndez. La mala fama siempre ha existido, «no se puede negar». «Hablar ahora de violencia sería sensacionalista», asegura Gallart. Hasta hace no demasiado tiempo un «número reducido» de personas, «gran parte ajenas al barrio», se dedicaban a cometer ciertos actos vandálicos como el robo a personas mayores o establecimientos, algo que ha cambiado desde que se han colocado en la plaza cámaras de seguridad. «Es cierto que pueden surgir problemas aislados, pero de la misma forma que puede ocurrir en la calle Uría», comenta Menéndez. Hernández bromea al indicar que «en todo cocido siempre hay un garbanzo negro».
Pero en Ventanielles están orgullosos de lo que han conseguido, del cambio que la zona ha experimentado y de «la tranquilidad con la que uno puede salir a pasear». Sobre todo, su alcalde de barrio. Trabajó 18 años como conserje en el colegio y presume orgulloso de conocer a todos los vecinos, de saber a ciencia cierta que el barrio está formado por gente «de fiar». Entre todos los habitantes hay 72 familias gitanas y Hernández asegura «poner la mano en el fuego» por 70 de ellas, «personas dignas que se dedican a trabajar en el mercadillo». Ventanielles está abierto a todos: «Acogemos a todo el mundo, no nos importa de donde vengan ni cuál es su color». ¿El único requisito? «Saber respetar». Por ello, invita a todo el mundo a «venir a conocerlo» porque sin duda para él, «es el mejor barrio de España».
Lo cierto es que la concepción de uno de los barrios obreros por excelencia de la ciudad ha cambiado y quizás lo haga más con la apertura, al otro lado de la autopista, del nuevo Hospital Central de Asturias (HUCA) levantado en La Cadellada, en la misma loma donde se situó en un primer momento el núcleo primitivo de Ventanielles. Entonces, el pasado y el futuro de esta localidad volverán a unirse.
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