Con los datos de nuestro seguimiento desde enero de 2010
Un mayo 2012 espectacular en los datos de la lista de espera quirúrgica del SESPA pero...
Desde que en enero de 2010, coincidiendo con la publicación, más o menos rigurosa y periódica, de los datos de la lista de espera quirúrgica del SESPA; decidimos hacer un seguimiento riguroso de los mismos, nunca hemos tenido en el mes de mayo unos indicadores tan buenos.
Antes de referirnos a ellos hemos de aclarar que nuestro seguimiento destaca especialmente los meses de mayo, septiembre, diciembre y enero de cada año porque el primero de ellos se corresponde con el fin del periodo de máxima actividad posible en los centros sanitarios, o lo que es lo mismo el fin del periodo de antes de las vacaciones estivales en los que la actividad se ve netamente afectada a la baja; el segundo, es decir septiembre, cómo el fin de dicho periodo estival que suele generar un pico incremental, diciembre como el fin del ejercicio anual y enero porque la propia administración lo destaca – junto con diciembre – para la introducción de los mecanismos de planificación correctores de los desequilibrios del año anterior. Es decir, y en resumen, mayo suele ser el mejor mes de cada año todos los años lo mismo que septiembre es el peor…
Este año, y en la serie que tenemos de seguimiento y que podéis observar en nuestros cuadros y gráficos (VER), tenemos el número absoluto más pequeño de personas en lista de espera: 15.807, tenemos, por vez primera, que la demora media está por debajo de los 60 días en todos los centros hospitalarios y que, desde diciembre del pasado año y de manera continuada desde entonces no hay ningún paciente en espera de más de 180 días (6 meses).
Dicho todo esto, indiscutible con los datos oficiales del propio SESPA, lo que no podemos hacer, puesto que eso no es público o no se publicita de la misma manera, es cotejar los resultados con la inversión en actividad de cada centro y su gasto. Es decir, no podemos saber si este resultado ha sido obtenido a costa de incrementos de actividad normalizados o si lo son a costa de programas especiales de demora comúnmente denominados peonadas cuyo coste, como bien se sabe, es extraordinario…
El nuevo Consejero de Sanidad tendrá que aclarar cuanto antes ese extremo, porque, como todos sabemos, dichos programas – si es que así ha sido - que dan como resultado estos magníficos resultados puede ser que no se puedan mantener en un inmediato futuro y entonces habrá quién nos cuente que la sanidad se gestionaba mejor antes…
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