Lógica aspiración de IU dado que es similar a lo que el Tribunal Constitucional ha avalado en Extremadura

El impuesto a los bancos de IU choca con el recelo del Gobierno y el rechazo de UPyD

El Ejecutivo plantea un mayor esfuerzo en gasto social y empleo para ’cortejar’ el apoyo de la coalición .

La política fiscal se presenta como el principal escollo para cerrar el acuerdo presupuestario.

Foto: Fernando Lastra (PSOE), Ignacio Prendes (UPyD), Ángel González y Emilia Vázquez (ambos de IU) conversan en los pasillos de la Junta General del Principado

25.11.12 - ANDRÉS SUÁREZ | OVIEDO, en El Comercio.

Las hojas del calendario caen una detrás de otra, noviembre camina hacia su final y los tiempos parlamentarios comienzan a exigir a los partidos un acuerdo sobre el presupuesto de 2013 que permita su aprobación en tiempo y forma en la Junta General. El margen es ya estrecho, porque el documento que se registre en la Cámara -antes del puente de diciembre- es luego difícilmente modificable en el trámite posterior. Pueden hacerse retoques puntuales, pero no alterar sus grandes ejes. De ahí que el PSOE negocie a dos bandas con sus teóricos aliados, Izquierda Unida y UPyD, con la complejidad que eso conlleva. A la dificultad de consensuar el reparto de los escasos recursos se añade un problema más. La pretensión de IU de aplicar un impuesto a la banca, similar al que el Tribunal Constitucional ha avalado en Extremadura, choca con el recelo de los socialistas y el rechazo frontal de UPyD.

La decisión del tribunal sobre el tributo extremeño, avalando su legitimidad y rechazando el recurso que en su momento había presentado el Gobierno de José María Aznar, ha supuesto un espaldarazo para IU en sus aspiraciones. La coalición ya intentó en su momento, cuando Areces presidía el Principado, trasladar ese impuesto a Asturias, pero su judicialización sirvió entonces a los socialistas como parapeto. Ahora esa barrera ha desaparecido y las cosas cambian.

El Gobierno es consciente de ello. Sabe que para lograr un acuerdo presupuestario, en un momento de escasez de recursos, tiene que hacer concesiones. Por un lado, en el capítulo del gasto. En ese terreno ha trasladado a IU su voluntad de hacer un esfuerzo, dentro de unos márgenes, en ámbitos que para la coalición son capitales, caso de la dependencia, el salario social o el empleo. En este momento se busca el encaje entre el ofrecimiento de unos y las pretensiones de los otros, asumiendo que el dinero extra que se inyecta en unas partidas hay que quitarlo de otras. Se da por hecho que la inversión no será especialmente boyante.

Pero IU ha dejado claro que los ingresos, la fiscalidad, también debe tener presencia en el texto presupuestario. Y el fallo del Constitucional ha dado el empujón definitivo a su aspiración de aplicar en Asturias un impuesto a la banca similar al vigente en Extremadura y también en Andalucía. Considera que la medida es adecuada y justa y, además, es muy ’vendible’ entre sus militantes y votantes a la hora de lanzarse a respaldar unas cuentas que, inevitablemente, traerán ajustes y recortes. Pero este asunto es materia sensible.

Reestructuración

Gobierno y PSOE miran este planteamiento con mucho recelo. Supone actuar sobre un sector inmerso en un proceso de reestructuración en el que, por ejemplo, Liberbank -el banco de Cajastur- pelea por lograr el capital necesario para sobrevivir. El Ejecutivo, además, sabe que la Federación Asturiana de Empresarios (Fade) tampoco ve con buenos ojos esta propuesta tributaria. Y eso añade incertidumbres en la medida en que el acuerdo de concertación con los sindicatos y la propia patronal está todavía por cerrar.

Y hay un último obstáculo que no es menor. UPyD, cuyo diputado es esencial para llegar a la cifra mágica de los 23 escaños que otorgan la mayoría absoluta, está radicalmente en contra de incrementar la presión fiscal, ni con éste ni con otros gravámenes de nueva creación.

Dado que ni IU ni UPyD parecen dispuestos a ceder del todo en sus posiciones, el acuerdo pasa, previsiblemente, por una fórmula intermedia, por el difícil equilibrio que en este momento intentan buscar los socialistas para que el presupuesto llegue a tiempo.

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